Antes, pues, que se realice la consagración, el pan es pan; pero cuando sobre él descienden las palabras de Jesucristo, que dice: "Esto es mi cuerpo", el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo. San Agustín

lunes, 8 de agosto de 2011

PASTORAL PDRE

DINAMISMO DIRECCIONAL DE LA ACCIÓN PASTORAL
La comunidad de fe ha de estar con el pueblo, ha de partir de la vida del pueblo, para iluminarla al estilo de Jesucristo.  La fidelidad a la Palabra de Dios, no se ha de separar de la fidelidad a la persona, a la comunidad, y a la historia.
Es con estas palabras como se inicia esta ponencia del sexto capítulo del libro compartiendo la alegría de la fe,  dentro del dinamismo de la dirección de la acción pastoral, son muchos los elementos que influyen dentro del proceso de esta, fundamentados en la fe, pero partiendo del conocimiento de un ser pensante que se dedica a buscar a Dios por medio de su labor pastoral y comunitaria.
Son muchas las dificultades para mantener un equilibrio entre la fe y la vida, dificultades que parten de diferentes y diversos frentes que no permiten hacer al hombre una persona entregada totalmente al señor por medio de un servicio o una tarea comunitaria para el bien de todos.
Ante este tipo de situaciones, solos existe un medio para solucionarlas, ese medio es el dialogo que tanto se ha perdido y tanto se ha desvirtuado dentro de nuestras comunidades, que se han centrado en la vida de sus pequeños núcleos personales y familiares, y no son consientes que la tarea de la Iglesia a través de esta tarea evangelizadora, es lograr que todos y cada uno de nosotros seamos agentes vivos y principales de la acción evangelizadora de la Iglesia.
El mundo que se nos presenta hoy en día, es un mundo cambiante, que cada día quiere experimentar más y mejores cosas para sus propios medios, sin importar que impacto social o cultural tenga dentro de la misma comunidad, por eso desde este tema que estamos tratando, buscamos unos puntos de partida, que nos permitan tener unos nuevos medio de comunicación y animación pastoral.
Hay una línea generadora que nos permiten profundizar en esta acción pastoral que se manifiesta en diversos momentos de un único dinamismo.
El primer momento lo podemos llamar antropológico y radica en la capacidad de mirar a la persona humana en su multidimensionalidad, en su configuración ambiental y en su estructura social.  La parábola del buen pastor se refiere a este momento cuando habla de “conocer las propias ovejas”.
El segundo momento lo podemos llamar cristológico, y ha de reflejar la realidad antropológica en el Cristo total, encarnado, muerto y resucitado.  De este segundo momento depende la capacidad de incidir en la vida del grupo humano, a la manera de “la levadura en la masa” y llevar a cabo la propuesta evangélica.
El tercer momento del dinamismo, es el momento eclesiológico.  La convivencialidad, la iniciación a la profundidad, y la vivencia de la muerte y resurrección son la matriz de la eclesialidad, ya que congregan al pueblo alrededor de la Palabra y del Espíritu.  La parábola del buen pastor se refiere también a este momento cuando habla de “dar la vida para encontrarla”.
El último momento del dinamismo es el momento espiritual, y busca la unidad existencial en los tres momentos anteriores.  El dinamismo de la fe tiene un círculo que comienza con la vivencia, que se manifiesta en la expresión de la fe llevando a la comunicación y a la celebración de la misma.  El resultado de este cuarto momento es la capacidad de dar los frutos del espíritu.  Es entonces cuando, superando el afán de dominio y los juegos de poder, la acción pastoral de la Iglesia se convierte en un compromiso liberador y salvador puesto que lleva en su interior el empuje transformador del Evangelio y el sello del Espíritu.
Con estos cuatro puntos de referencia, notamos que el fundamento de la acción pastoral es Cristo, quien a través de su mensaje actúa en el objeto mismo de la acción pastoral, el hombre, quien desde sus diferentes puntos de desarrollo como anteriormente  lo observamos, es capaz de desenvolverse y de unas u otra forma darse cuenta del papel tan importante que realiza él dentro del dinamismo de la acción pastoral, que parte de él, con su corazón puesto en Cristo y se verá reflejado en las comunidades a las cuales el acuda para poner en práctica su acción pastoral.
Finalmente podemos concluir que la Teología Pastoral es el servicio comunitario que formula los avances, reconoce las dificultades reales, y trabaja para facilitar el marco de referencia y el dinamismo direccional que ayuda a ubicar la acción pastoral, que no es tarea de unos pocos ni de los clérigos solamente, sino de todos y cada uno de los que nos asemos llamar hijos de Cristo y participes de una fe.
Sergio Esteban Arango Herrera
I de Teología  

martes, 24 de mayo de 2011

Ensayo acerca de la celebración litúrgica

EL CONCEPTO DE CELEBRACIÓN LITÚRGICA DE MEDELLÍN A APARECIDA.

Dentro de este ensayo, trataremos de dar a conocer cuál es el concepto de celebración litúrgica que se desarrolla dentro del magisterio de la Iglesia, y mas específicamente dentro de la conferencias generales del episcopado latinoamericano, en donde la liturgia, ocupa un lugar muy especial, observada eso si dentro de los preceptos del concilio vaticano II, en donde se empieza a dar esa importancia y esa necesidad de dar una nueva dirección e implementación a la liturgia, dentro de las celebraciones, en las que el pueblo se congrega, y manifiesta su sentir y querer de hermano, en torno a una mesa y un sacrificio, que nos pide de manera especial que tengamos a Cristo por cabeza, sobre su cuerpo místico que es la Iglesia, quien a través de las celebraciones litúrgicas, se nos da a conocer como el centro y el culmen de toda esta actividad, que el hombre realiza como manifestación  y adhesión con Cristo en la Iglesia.
La Iglesia santa encuentra el sentido último de su convocación en la vida de oración, alabanza y acción de gracias que cielo y tierra dirigen a Dios por “sus obras grandes y maravillosas” (Ap 15,3s). Esta es la razón por la cual la liturgia “es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza” (SC, 10).
Esto es precisamente lo que nos impulsa a nosotros como cristianos a vivir las celebraciones litúrgicas, como una manifestación de acción de gracias u glorificación de Cristo, quien se nos da de muchas maneras, pero a quien debemos aprender a dar culto de una manera seria, concisa y concreta, de modo que nuestra celebración litúrgica, se convierta en la mayor expresión de entrega y gratitud a Dios, quien no se deja ganar en generosidad para nosotros. Es así como la celebración litúrgica se convierte en la mayor actividad de la Iglesia y la más grande fuente que nos invita a que busquemos a Cristo, de quien proviene toda bondad y santidad.
Es por eso que la Iglesia ha dispuesto en la cabeza de sus pastores (obispos), la tarea de dar a conocer el sentido de las celebraciones litúrgicas, en sus comunidades y es así como desde las conferencias, de una manera clara se desarrolla esta temática, que pone de manifiesto a Cristo como su centro y a los laicos y fieles como los primeros practicantes y quienes debemos aprender a reconocer dentro de las celebraciones litúrgicas, las mejores formas de manifestación de entrega y fe en Cristo y su misterio pascual.
Es así como en Santo Domingo se nos propone que la liturgia es acción del Cristo total, cabeza y miembros, y, como tal, debe expresar el sentido más profundo de su oblación al Padre: obedecer, haciendo de toda su vida la revelación del amor del Padre por los hombres. Así como la celebración de la ultima cena esta esencialmente unida a la vida y al sacrificio de Cristo en la cruz y lo hace cotidianamente presente por la salvación de todos los hombres, así también, los que alaban a Dios reunidos en torno al cordero son los que muestran en sus vidas los signos testimoniales de la entrega de Jesús. Por eso, el culto cristiano debe expresar la doble vertiente de la obediencia del Padre (glorificación) y de la caridad con los hermanos (redención), pues la gloria de Dios es que el hombre viva. Con lo cual lejos de alienar a los hombres lo libera y los hace hermanos.
Dentro del documento conclusivo de Puebla, podemos retomar que La liturgia como acción de Cristo y de la Iglesia, es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo; es cumbre y fuente de la vida eclesial. Es encuentro con Dios y con los hermanos; banquete y sacrificio realizado en la eucaristía; fiesta de la comunión eclesial, en la cual el señor Jesús, por su misterio pascual, asume y libera al pueblo de Dios y por él a toda la comunidad cuya historia es convertida en historia salvífica para reconciliar a los hombres entre sí y con Dios. La liturgia es también fuerza en el peregrinar, a fin de llevar a cabo, mediante el compromiso transformador de la vida, la realización plena del reino, según el plan de Dios.
Medellín nos ofrece desde otro punto de vista más desarrollado la importancia de la liturgia dentro de la vida de la Iglesia en donde podemos asegurar que en esta celebración se da la presencia del misterio de la salvación, mientras la humanidad peregrina hacia su plena realización en la parusía del señor, que culmina en la celebración de la liturgia eclesial. La liturgia es la acción de Cristo cabeza y de su cuerpo que es la Iglesia. Contiene por tanto, la iniciativa salvadora que viene del padre por el Verbo y en el Espíritu Santo, y la respuesta de la humanidad en los que se injertan por la fe y la caridad en el Cristo recapitulador de todas las cosas. Como quiera que no vivimos aun en la plenitud del reino, toda celebración litúrgica esta esencialmente marcada por la tención entre lo que ya es una realidad y lo que aun no se verifica plenamente; es imagen de la Iglesia a la vez santa y necesitada de purificación; tiene un sentido de gozo y una dolorosa conciencia del pecado. En una palabra vive en la esperanza.
Esta esperanza es la que se encarga de propiciar la conferencia de Rio de Janeiro, en donde se nos pide que con la intensificación de la vida litúrgica y de las genuinas formas de piedad y devoción cristianas, cuidando celosamente de retraer a los fieles de cualquier práctica o manifestación supersticiosa, logramos dar a conocer a los laicos la importancia de fundamentar los actos piadosos en formas litúrgicas de celebración, que nos permiten llegar a tener una configuración más clara con Cristo a través de estas prácticas cristianas.
Finalmente, todo este desarrollo conceptual de la celebración litúrgica dentro de la Iglesia, continua hasta nuestros días, y es así como en la V conferencia general del episcopado latinoamericano, realizado en Aparecida, se sientan nuevas bases, no dejando atrás lo antes tratado en los otros documentos, sino antes bien reafirmándolos y aplicándolos al contexto actual de nuestras comunidades, es por eso que en Aparecida se logra a concluir por consiguiente que La renovación litúrgica acentuó la dimensión celebrativa y festiva de la fe cristiana centrada en el misterio pascual, en particular en la Eucaristía. Es en este sentido que  se ha fortalecido la responsabilidad y vigilancia respecto a las verdades de la Fe ganando en profundidad y serenidad de comunión.
Finalmente podremos concluir que dentro de la celebración litúrgica, además del desarrollo y la perspectiva que se tiene del concepto en las diferentes conferencias del episcopado latinoamericano, es importante tener presente, que Cristo es el centro y el culmen de toda celebración, y que no es solo tener un acontecimiento de fiesta, sino un acontecimiento, que nos permite reconocer que en mi vida Cristo me enseña a reconocerlo a través de estas prácticas de fe, que se ven reflejadas en mi comportamiento frente a la comunidad y frente a mis hermanos; y que es además en los cultos cristianos litúrgicos, en donde reconocemos de una manera ordenada y bien direccionada, la importancia de la eucaristía, como esa celebración central de la vida de todo cristiano, en donde todos nos reunimos en torno a una misma celebración, una misma mesa y un mismo pastor, a quien en definitiva están dirigidas todas nuestras celebraciones litúrgicas.

lunes, 23 de mayo de 2011

INFORME DE LECTURA

LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA
Dentro de la lectura de este texto, podemos destacar: primero observando cual es la importancia dentro de la vida espiritual la definición del gran misterio cristiano, el misterio pascual, que cada día se renueva y se hace presente dentro de la celebración de la eucaristía, acontecimiento en que se recuerda este gran misterio. En consecuencia a lo anterior, podremos decir que es dentro de la celebración, donde verdaderamente, recordamos eses misterio, y que todos unidos bajo un mismo sentir y un mismo actuar, que llevamos a cabo dentro de nuestras celebraciones, todo lo anteriormente expuesto confluye, en que esto es de carácter esencialmente eclesiástico.
Todo el misterio pascual, es de carácter litúrgico, por ende es de una riqueza propia de la Iglesia, quien dentro de sus celebraciones, es la única con la autoridad de dar a conocer este sentir de Cristo a través de la liturgia, todo los fieles en cabeza del obispo y de los pastores, practicamos y llevamos a cabo estas propuestas acerca de Cristo que el mismo escritor nos propone.
De manifiesto este el misterio de Cristo se descubre en la liturgia, que por excelencia es la misa, en donde con sus partes, con sus prácticas y actos, descubrimos en comunidad el misterio pascual de Cristo muerto y resucitado, y quien está presente en medio de su comunidad de muchas formas y maneras, se manifiesta y se seguirá manifestando, siempre y cuando, el corazón del hombre esté dispuesto a aceptar a Cristo en su vida.
El autor nos da a conocer cuál es la posición de la liturgia en la vida del pueblo de Dios, que debe ser una liturgia no solo vivida en el culto, no, es saber escuchar, y dar a conocer la palabra de Dios, lo cual lo conocemos como la evangelización que nos toca a todos los seguidores de Cristo, es así como nosotros vamos adquiriendo y fortaleciendo nuestra fe, que en muchas ocasiones, se ve entruncada por otras doctrinas y pensamientos, que no tienen fundamento algunos; cada uno como cristiano, debe estar comprometido a vivir en pro del hermano que sufre, el necesitado, el que está a mi lado, es así como verdaderamente vivimos como nos lo pide Cristo, y logramos descubrir verdaderamente la misión de todos y cada uno de nosotros dentro de la Iglesia.
Finalmente el autor hace una conjunción necesaria entre la liturgia como don objetivo de Dios y la liturgia como asimilación subjetiva de este don por el pueblo de Dios. Por sobre todo esto, es necesario, que todos y cada unos de nosotros, los que estamos dispuestos a unirnos en pro del seguimiento y del reino de Cristo, debemos comprender, que la liturgia y mas que esta, las celebraciones que es donde se ven manifestadas todas las expresiones de fe, deben estar bien desarrolladas y dirigidas, de tal manera que todos los fieles, no solo participen sino que también se conviertan en celebrante y practicantes, que viven ese misterio de Cristo, en toda su vida.
Debemos aprender que la liturgia es la norma de las celebraciones en la Iglesia, pero es el laico y toda la asamblea, la que a través de la práctica de esta, saben vivir según el querer de Dios en pro de su vida y al servicio de los demás, que es en definitiva, lo que a lo largo de la historia los documentos de la Iglesia han fundamentado y han querido dar a conocer a todos y cada uno de nosotros, como unas herramientas que nos sirven para vivir como buenos cristianos y alcanzar las bondades y la gloria que nos promete Dios.

lunes, 9 de mayo de 2011

INTRODUCCIÓN AL ESPÍRITU DE LA LITURGIA Y LA ORACIÓN.

PIA EXERCITIA- SACRA EXERCITIA- SACRA LITURGIA

En todo este capítulo, el autor nos trata de explicar la variación y la importancia de la oración a lo largo de la historia de la Iglesia, dándonos a conocer que la vida de oración de la Iglesia se edifica y se debe de edificar con elementos diversos, que se le ha tratado de dar otro punto de vista desde los estudios de la sagrada liturgia, en la misma constitución eclesiástica sacrosantum concilium, en donde se le da una nueva óptica a las practicas piadosas dentro de la misma liturgia de la Iglesia.
Los cimientos se ponen en la oración personal, a lo que pertenecen los pia exercitia, (ejercicios piadosos) en todas sus diferente formas, partiendo de las oraciones compendiadas en la liturgia de las horas, que anteriormente era, la lectura y aprendizaje obligatorio de los ciento cincuenta salmos de la biblia, intercalados por padrenuestros y avemarías, ejercicio obligatorio para los clérigos y se pretendía lo mismo para con los demás fieles, pero esto era muy difícil; cada oración de las horas, tiene una relación con la pasión, muerte y resurrección del señor, significación que se le da a el rezo de las laudes, tercia, sexta, nona, vísperas y completas.
Para que los fieles tuvieran un acceso a estas prácticas de piedad, era difícil aprenderse de memoria los salmos, por eso se remplazo el rezo de los mismos por avemaría, intercaladas con padrenuestros, naciendo así la forma más practicada de oración popular, el santo rosario, al cual tenemos todos accesos y practicamos  con más facilidad y piedad.
A lo largo de las prácticas populares de fe,  reúne, especial dignidad la oración comunitaria en el orden de las Iglesias locales; es decir la sacra exercitia. Que se dio de la derivación de la misma oración personal y el rezo de los salmos, que se convirtió en una oración comunitaria, la cual tiene más predilección dentro de nuestra fe. Es importante la oración personal, pero es más meritoria la oración comunitaria, ya que es un mismo clamor de una multitud, que se dirige asía el padre celestial como un mismo y solo llamado al que él no se dejara de escuchar.
En el paso de esta concepción de la oración personal a comunitaria, la Iglesia a través del documento de la sagrada liturgia y un sinfín de numerales que nos dan a entender la importancia de lo que nosotros hacemos con la oración dentro de nuestras prácticas de fe. Estos numerales nos iluminan nuestro estudio y comprensión de la importancia de la oración y las prácticas que debemos tomar dentro de nuestro ser en proporción con las practicas de fe litúrgicas, propias y adecuadas dentro de nuestra fe y creencias.
Tenemos que aprender que la mejor i mas excelsa forma de oración, esta compendiad en la misma eucaristía, la cual dentro de sus partes, nos ofrece una amplia forma de oración al señor, a través de la lectura y escucha atenta de su palabra, la fracción del pan, etc. Se convierten en espacios  de oración aptos  para un verdadero encuentro con Cristo desde mi existencia, este es el fin de tora práctica de fe.
Debemos aprender a conocer que los ejercicios piadosos, son una práctica adecuada de oración en nuestras vidas, pero es más especial la sagrada liturgia, que se convierte en el derrotero de nuestras verdaderas formas de oración que debemos, tener presente a la hora de orara, es más importante la celebración eucarística que una simple oración, ya que es la eucaristía, celebración litúrgica por excelencia el centro y culmen de nuestra vida, es así que peregrinando en este mundo  participamos ya en la otra liturgia que se celebra en la Jerusalén celestial, a la que todos aspiramos y a la cual accedemos cuando verdaderamente nos preparamos para hacer vida estos actos de fe y oración, dirigidas a un cambio y a una preparación para hacer vida a Cristo en mi existencia.       

domingo, 1 de mayo de 2011

EL TIEMPO LITÚRGICO

EL DOMINGO DÍA DEL SEÑOR
En base al estudio que hace el autor Casiano Floristán, en este escrito, nos muestra de una manera más técnica y concreta, la importancia del domingo, en la vida litúrgica de la Iglesia.
Para empezar, el autor se vale de la doctrina de la iglesia, para fundamentar su análisis, toma el numeral 106 de la Sacrosanctum Concilium, en donde se ve reflejada la importancia del domingo, como el día del señor, en el que nos encontramos como comunidad, compartimos en la escucha de la palabra y la fracción del pan a ejemplo de las primeras comunidades, es este un día santo, en el que estamos de fiesta con Jesús a través de su misterio pascual que nos muestra como signo de redención.
De una manera clara y concreta, el autor nos da a conocer a través de la historia de la salvación, como se da el paso del Sabbat judía, al domingo de los cristianos.
Primero se parte de la importancia que para los antiguos tenía el sol y la luna, como astros que regían el mundo, cada uno con su importancia, pero en si eran estos astros quienes marcaban el principio y el fin, así mismo como el tiempo del hombre. Es al transcurrir de los tiempos, que al hombre le surge la necesidad de aclarar y marcar su tiempo, si bien se sabía que había un día y una noche, no se sabía cuál era el transcurso del tiempo, que Año, día o fecha se estaba viviendo.
Los primeros pobladores o nómadas, sabían cuál era el tiempo por el que estaban pasando, gracias a las inundaciones del Nilo, fechas que enmarcaban una etapa y un tiempo especial en sus vidas, más adelante, descubren las estaciones, cada una de ellas importantes dentro de la vivencia activa del trabajo, la siembra, la cosecha, y la recolección de los frutos, un tiempo menor que enmarcaba la productividad de la misma vida.
Teniendo el conocimiento e importancia de los astros, es gracias a la luna y sus fases, que los nómadas, empezaron a distribuir el tiempo y a tener un calendario lunar, que les indicaba los momentos propicios para cada una de las actividades que a diario se realizaban.
En la búsqueda de la importancia del domingo, para el autor es importante retomar los principios fundamentales que tuvieron los nómadas que se dice fueron de Ur de caldea, acerca de la concepción del tiempo, para poder saber de dónde proviene la formación por años, meses, semanas y días, para dar a conocer la importancia y el paso del Sabbat a el domingo.
La palabra Sabbat quiere decir sábado, proveniente de la palabra (sabatum) que significaba día del césar (descanso) día séptimo (perfección)  que para los sumerios, era día sagrado, de descanso, ya que este era el significado de la misma, además de esta relación para este día, se le dieron otras como: día del descanso físico y día en el que el hombre imita la vida de Dios.
Es el mismo Jesús  quien le da mucha más importancia que al sábado, al domingo, porque el mismo trabajo siete días, y al octavo día, el domingo descanso; Jesús en su vida pública se va en contra de las leyes del sábado y claramente nos explica que el sábado se izo para el hombre, y no el hombre para el sábado.
Jesús nos muestra la importancia del domingo, ya que es el día en el que el mismo resucito de entre los muertos, luego de haber muerto en la víspera de un sábado. El domingo tiene muchas connotaciones como el (Dies Dominica) día del señor, primer día de la semana, día octavo (signo de eternidad), fundamento y núcleo de todo el año litúrgico, es de esta manera que el domingo en la sagrada liturgia de la iglesia se convierte en el día en que Cristo nos invita a que compartamos su pan, escuchemos su palabra, y verdaderamente nos encontremos con él.   

lunes, 11 de abril de 2011

Informe de Lectura 2

LA MISA DOMINICAL
Josef A. Fungmann.
Dentro del tema a desarrollar en este escrito, podremos encontrar la importancia y la necesidad de la celebración eucarística como el signo donde se nos manifiesta el mismo Dios, el corazón mismo de las acciones litúrgicas; es la misa la que congrega, reúne y convoca a toda la comunidad en torno al altar, no solamente en la semana sino en todos los domingos, los días en que mas especial es la liturgia, ya por su contenido bíblico, sacramental, festivo  etc. Que nos brinda un espacio de comunión y unión con el mismo y único Jesucristo.
Hay muchos quienes acuden a las celebraciones eucarísticas y mas los domingos por tradición más que por fe, sin comprender que es en la misma eucaristía en donde se comprende el misterio del cuerpo y la sangre de Cristo, lo cual nos debe llevar a cuestionarnos si verdaderamente reconocemos en las celebraciones eucarísticas el sacrificio de Cristo, el regalo que él nos dio antes de su muerte, por medio del cual nos configuramos cada día más con él.
Con lo anterior podemos decir como el autor, que no solo es necesario oír misa con devoción para llegar a casa ya bendecidos, esto es verdadero, pero es incompleto, ya que la eucaristía no es un simple acto de escucha y oración, sino que es reconocer en ella la manifestación del mismo Cristo a través del misterio sacrificial de la eucaristía.
A través de los tiempos desde el siglo XVI, se le ha dado distinta importancia y significación a la Iglesia en torno a las celebraciones litúrgicas (misa), destacándola en primer lugar como mysterium  fidei. La misa y la eucaristía como ese misterio de fe, en el cual solo creemos por la fe y no por las simples obras; mas adelante en la edad media se desarrolla la teoría que la misa solo se puede celebrar en los tres idiomas santos en los que fue redactada la inscripción de la cruz, hebreo, griego y latín. La misa era precisamente algo que no pertenece a la tierra y que debe permanecer por encima de ella.
La concepción más delante del concilio Vaticano II nos dará a conocer cómo debemos describir correctamente los recintos de lo sagrado. Quiere llevarnos a todo como lo necesita nuestro tiempo. El más señalado fruto hasta ahora de los trabajos del concilio ha sido, prescindiendo de la misma constitución, que ha comenzado a brillar con nueva luz la imagen de la iglesia. La participación activa de los fieles, la iglesia que mantiene el cuto divino, que ofrece el sacrificio de la misa, es siempre la reunión de los fieles aquí y ahora. Concluyendo: la misa no es solamente el sacrificio de Cristo, que el sacerdote realiza y que los fieles solo tienen que presenciar para recibir su bendición. Es el sacrificio que la iglesia ofrece en conmemoración con Cristo.
La misa viene desde las primeras comunidades cristianas, donde se reunían los partidarios de Jesús para la conmemoración de su pasión, muerte y resurrección, esta conmemoración fue llegando hasta nosotros por medio de la tradición y la liturgia, pues en ella se va haciendo presente cada día el recuerdo y la acción de gracias a Cristo por su sacrificio en la cruz.
La eucaristía por tanto, es ante todo una conmemoración, un recuerdo del único sacrificio del cordero en la cruz, y es por eso que las oraciones que anteriormente eran e otros idiomas, ahora es actual y propio para cada pueblo, estando así en concordancia con este sacrificio, dando gracias por tan soberanos beneficios que tiene Cristo para con nosotros, beneficios que se verán reflejados en la misma eucaristía.
En si toda la misa debería ser una acción de gracias frente a Dios, pues nosotros los seres humanos debemos reconocernos como una nada frente a Dios, y esto lo observamos constantemente en las celebraciones, en especial las misas del domingo, donde reconocemos que somos seguidores de un Cristo que muerto resucito, y que muriendo al pecado renació a la gracia, esta victoria de Cristo sobre la muerte, debe convertirse en el hecho central de nuestra fe, y es por eso que el domingo las eucaristías tienen una celebración más solemne y consientes recordando este misterio que reafirma nuestra fe y permanencias en Cristo.
Antes eran muy importantes, y lo son aun, todos los actos de piedad popular que tiene una comunidad, y que son muy importantes para afianzar la fe, pero es la misa, la eucaristía el medio necesario para encontrarnos con el mismo Cristo, pues en ella recordamos, el misterio pascual de Jesucristo, pasión, muerte y resurrección, que se nos revela a través de los sacramentos continuamente, principalmente en la sagrada eucaristía, centro y culmen de nuestra fe.
En conclusión: debemos renovar el sentido que debe tener para nosotros las celebraciones dominicales, reconociendo hoy y siempre que la santa misa, en la que se junta cada vez cielo y tierra, es realmente una fuente inagotable de fuerza en la que el mismo Cristo Jesús es el sol que no deja de enviar su energía, incansable e inexhausta. Lo que importa es que aprovechemos este manantial de fuerza para nosotros y para nuestro pueblo católico, tenemos la fe puesta en ese Dios que nunca nos dejara y que siempre se nos manifestara en estos actos de fe y piedad.
Informe realizado por: Sergio Esteban Arango Herrera - Carlos Jovanni Correa Serna  

domingo, 3 de abril de 2011

informe de lectura nuevo libro

CAMBIO DE MENTALIDAD

Carlos Castro Cubell, dentro de este escrito, nos dará a entender de una manera muy concreta y sistemática el por qué debemos cambiar de mentalidad acerca de la liturgia en la Iglesia, y como la debemos aceptar y vivir nosotros los cristianos en nuestros actos de fe.
Toda la referencia de este escrito, es tomada y desarrollada en base a los cambios que se dieron en el Concilio Vaticano II, acerca de la liturgia en la Iglesia. Es de felicitar la labor intrépida que emprendió el entonces papa Juan XXIII, quien se encargo de dar inicio a esta nueva etapa que cambiaria a la Iglesia y en concreto a la liturgia.
Debemos tener en cuenta que una mentalidad como nos la define el autor es: “ese fondo o manojo de convicciones que nosotros tenemos, ese modo de reaccionar frente a los hechos y de producirlos también, y que constituyen nuestro mas intimo ser”, es precisamente lo que realiza el Concilio, en donde todos los obispos, tuvieron a bien unificar una mentalidad, en torno al culto y a la acción litúrgica  de la Iglesia, que se encuentran compendiadas, en los documentos eclesiales.
Es precisamente a raíz de esta mentalidad y normas que nacieron dentro del Concilio Vaticano II, que estamos llamados a cambiar en muchos aspectos, frente al sentido verdadero de la liturgia, esta es la problemática de hoy, poder aceptar estos cambios, que están fundados desde la misma doctrina eclesial, y que nos hacen comprender algunos puntos fundamentales de nuestra fe, culto y acciones litúrgicas, como un querer de Dios para su pueblo.
Dentro de estos cambios, podemos destacar, que en la liturgia, debemos conocer a Cristo como la revelación de Dios padre en medio de su pueblo, que se nos hace presente en las acciones litúrgicas, más concretamente en la eucaristía, en ese contacto que nosotros hacemos con él a través de estos misterios, es donde Cristo mismo se nos revela y se nos manifiesta constantemente.  La liturgia a su vez, antes que una cosa a definir es un acto, es una revelación, la liturgia no es solamente una ceremonia, es muchos más, es el acto de revelación, en donde el protagonista es Dios.
en la liturgia de la Iglesia, encontramos, que la celebración la concebimos como la reunión de un grupo de personas entorno a Cristo y el celebrante, mentalidad preconciliar que tenemos que tener que cambiar, ya que la celebración, es un acto mucho más profundo, que hay que abordar en el lenguaje y en la mentalidad estrictamente religiosa, reconociendo en el celebrante es un mediador de Cristo y el pueblo, el único que participa de el sacrificio de Cristo; Sino que todos en torno  al altar, estamos llamados a participar de esa celebración, a través de actos concretos como la proclamación y escucha de la palabra, la recensión de los sacramentos, la comunión, etc., que no se convierten en meros signos y que nos ayudan a vivir este misterio de la liturgia, que es el mismo Cristo.
Así pues tocamos otro tema de gran importancia al momento de explicar los cambios que han de surgir en la liturgia y que debemos aceptar, la cual anteriormente se basaba simplemente en signos que nos manifestaban la grandeza y presencia de Dios, hoy en día mas que un signo, es la vivencia propia de los sacramentos, que se convierten en los mayores signos de la liturgia, en donde podemos notar la manifestación y la presencia del mismo Dios en nuestra fe y actos litúrgicos.
A través de la vivencia de los sacramentos, podemos tener un encuentro de manera personal con un Dios que nos ama y se quiso dar a conocer al ser humano por medio de la revelación. Pero a veces nuestra, digámosle así, ignorancia nos lleva a darle más importancia a lo exterior reflejada en los signos, que a la misma revelación y participación en los sacramentos.
En este cambio de mentalidad, observamos que la pascua se nos muestra como la catequesis más perfecta, pues una catequesis tiene que partir de la acción misma de Cristo resucitado; de hecho todos los sacramentos como signos parten de la resurrección. Dentro de nuestra vida religiosa debemos estar prestos al encuentro con Cristo, sin importar los modos o las acciones. Dios quiso revelarse al hombre para manifestarle su amor, el amor que nosotros agradecemos por medio de la acción litúrgica; todos sabemos que Jesucristo es la revelación del Padre, y que es el culmen y centro de nuestra vida Cristiana.
Finalmente dentro de este cambio de mentalidad podemos concluir, que la liturgia es siempre liturgia cósmica, la liturgia no es yo vivo y además ago liturgia, sino que vivo por la liturgia, nos ha tocado vivir un cambio de religiosidad, de mentalidad religiosa, basada en el redescubrimiento objetivo de los actos de la revelación y que implica que nos enriquezcamos con todo este sentido, descubriendo principalmente el paso de Dios entre nosotros, en la forma concreta que él ha querido hacerse presente. Tiene que redespertarse en nosotros la vibración, la trepidación por lo fulgurante, por lo insólito de la presencia de Dios entre nosotros. Tenemos que redescubrir en definitiva el valor sagrado de las cosas de la tierra, en cuanto que son el significado de la presencia de Dios y tenemos que convertir nuestra mentalidad en una capacidad de vibración por esta presencia por los causes objetivos que la Iglesia nos ofrece. La liturgia cósmica, que nosotros tenemos que vivir, como en otros siglos en la Iglesia, nos exige mucho trabajo, mucha oración. Un cambio de mentalidad un nuevo modo de vivir la religiosidad cristiana que nos tocara a nosotros experimentar en nuestras Iglesias y experiencias litúrgicas.